Este trabajo se ha llevado a cabo en la isla de Lanzarote, perteneciente al Archipiélago canario, la cual posee una agricultura peculiar o, como popularmente se menciona, “una agricultura sin agua”. Dicho sector se encuentra en desventaja debido al auge del turismo, el cual juega un papel predominante en el territorio. Contribuir a la conservación del conocimiento tradicional ha sido el objetivo de este proyecto, ya que se experimenta apenas el relevo intergeneracional y por tanto, la consecuente pérdida de patrimonio natural y cultural. La metodología empleada ha sido múltiple. En primer lugar, se han realizado entrevistas a personas que siguen cultivando las variedades locales frutícolas Posteriormente se ha elaborado un repertorio de fichas de inventario sobre dichas variedades y el conocimiento tradicional asociado a éstas. Finalmente, se ha generado una serie de propuestas de acción en el ámbito educativo, para tratar de incorporar la producción local en canales cortos de comercialización, con el objetivo de evitar la desaparición de dichas variedades.